Gwanghae (Seo In-guk), hijo de una concubina, se convierte en el príncipe heredero de Joseon. Durante los siguientes 16 años, el príncipe ilegítimo vive conflictos, soporta amenazas de muerte e intentos de destronamiento. La relación de Gwanghae con su padre, el rey Seonjo (Lee Sung-jae), fue polémica. Los dos se vuelven rivales tanto en la política como en el amor. Usando la fisonomía como arma y medio para ganar poder, Gwanghae recluta a un adivino que lee rostros para que lo ayude a convertirse en el próximo rey.