Mucho después de que Sam acudiera por primera vez al rescate de Mon cuando eran niños, Sam es inequívocamente el ídolo de Mon. Para estar cerca de ella, Mon consigue un trabajo bajo su mando. Cuando por fin se reencuentran en la oficina, Mon se sorprende de su gélido exterior, tan diferente de la imagen que había tenido de ella y de lo que ella misma quiere ser. Mon y Sam no sólo son diferentes en el comportamiento; se diferencian en la clase y entre ellos hay una brecha de ocho años.